28 de mayo de 2009

U R T A I N


La vida es un rin de boxeo, sino que se lo digan a Urtain. Un combate que acaba en K.O. La vida es eso y no, y sí, y en parte, y para algunos, y no del todo.

El sábado fui al teatro, y el escenario era un rin de boxeo, y era España, y era Urtain, y éramos tú y yo, y nuestros padres y nuestros abuelos. El sábado vi a “Urtain contra Urtain” y vi una metáfora que no se bajaba del escenario ni por saber morir. Dos horas sin descanso con un ritmo frenético, sin abajo el telón, y con la respiración y el aplauso contenidos, como para no interrumpir. Cada palabra del texto en su sitio, cada gesto tan de verdad que yo no vi ficción esa noche, no era teatro, (o sí, y no lo era todo lo que yo había visto antes, o al menos no era tan tan teatro, no sé). Las luces y el sonido casando momentos y lugares imposibles: el suicidio y la redacción del Marca, el hombre y la mujer cuerpo a cuerpo, los amigos en el bar y la violencia a borbotones; el padre, el hijo y el cinturón; el País Vasco y Madrid, Cestona y Londres. Pero sobre todo, luces y sonido casando emociones, cosiéndolo todo. Un espectáculo redondo.


La metáfora o Urtain como excusa. Ese hubiera sido un buen título para el post.


Se habla de muchas cosas: del engaño y la traición, de los amigos que no lo son, de la fama y el dinero, del alcohol, del sexo... Pero lo que más poso me ha dejado: el encumbramiento de un levantador de piedras a símbolo nacional. ¿Por qué necesitaba el franquismo –como necesitan todos los sistemas, incluidas las democracias- un símbolo, un héroe? Y sobre todo, ¿por qué Urtain? ¿Qué características tenía Urtain –o con qué características lo vendieron- para que le fuera útil al régimen?


Lo mejor que te puede pasar cuando sales del teatro es que se te atropellen todos los pensamientos, no puedas hablar durante un rato, y cuando lo hagas, no puedas dejar de hablar de lo que has visto, oído y sentido. Lo mejor que te puede pasar cuando sales del teatro es que el teatro se te quede dentro durante días, y viviendo dentro de ti, no pare de hacerte preguntas. Yo estoy calada de Urtain, a ratos me da respuestas, a ratos me hace más preguntas. De momento, una conclusión –en construcción-: Urtain se vendía bien porque interesaba que se vendiera bien, porque no era una persona, ni un deportista, ni un boxeador. Era, por encima de todo, un símbolo, el prototipo de hombre que la educación franquista había promovido y había conseguido. Un hombre duro como las piedras de Cestona, un hombre que no llora, que no puede decir te quiero, que no quiere conocerse, que saca los cojones antes que la palabra, cuando discute y cuando ama, que se come el mundo a hostias, y que no es nadie. No es nadie no porque no lo sea, sino porque nadie le ha dicho que lo es. Un hombre que no entiende por qué ensucia lo que toca, por qué rompe lo que más le importa.


Urtain se ha quedado a vivir dentro de mí aunque creo que lo estuvo siempre, como un polizón o como un okupa. Ahora que lo he descubierto me hace labores de mantenimiento a cambio de que no le cobre alquiler. De momento me ha arreglado un par de luces y he visto que sí, y tanto que ya estaba dentro. Tan dentro como que él es mi padre y mi abuelo, y todos los valores que se han bebido sin querer pero sin poder evitarlo. Urtain también es algún que otro vecino, algunos hombres que me cruzo en el súper y en el metro, incluso diría que algunas mujeres. Pero Urtain no es mi hermano pequeño, él ya no.


En fin Jose Manuel, en confianza, quédate el tiempo que quieras si sigues encendiéndome luces, y si te vas no apagues, que le tengo hecha una trampa al contador de Iberdrola y aquí no se pagan facturas.


La metáfora o Urtain como excusa. Como iba diciendo, en dos horas de espectáculo se habla de muchas cosas, lo mejor: todo lo que no se dice.

0905283738056

5 comentarios:

jorge dijo...

¡¡Que gozada de entrada!!

Que bien lo dices, y que importante lo que dices.

Que bien que la siguiente generacion ya no sea cortada por ese patron.

Yo dirigi teatro en mi epoca universitaria y todas las obras tenian un prologo del gran Tenesse Williams "La mision del teatro es remover las conciencias de quien acuden a ver una obra" (Mas o menos, hablo de memoria). Frase que recorde cuando contabas -tan excelentemente- tu salida del teatro.

He parado un momento para volver a leer tu texto: ¡¡Me encanta!!

Lú. dijo...

Vaya, me alegro infinito de que te haya llegado, me ha salido directo de las tripas. Gracias.
Temía que precisamente lo de la generación se pasara por alto. Es lo más importante.
acabo de escribirte un comentario, mi decisión tenía que ver con el teatro. Es un gusanito que me pica desde hace tiempo, pero no encuentro el lugar, el modo, la actitud de la gente, ese querer comunicar. Así que he cerrado una puerta. Lo bueno es que después de cerrar una siempre pueden abrirse mil más. Eso espero.

Sí, teatro para cambiar el mundo.

O cachitos de mundo,
cachitos de todo el mundo
...

puedo empezar a divagar y que el comentario sea más largo que el post. Y no queremos que eso pase...

jorge dijo...

Siempre leo los comentarios de mi casa (ya he leido lo de la "caidita")jejejeje.

Tambien leo siempre cuando contestan a mis comentarios.

Siempre hay mas puertas. Suelen encontrarlas las personas que viven sus oportunidades sin miedo.

Solo accedemos a cachitos, si hacemos mejor nuestro entorno, estamos mejorando el mundo.

Calle San Juan de Dios Nº8 dijo...

Se muy bien lo mucho que te llega el teatro, que lo llevas en las venas y tus escarceos con él.
Tambien se que a veces ese amante maldito te da golpes que te dejan KO, pero tu siempre te levantas y vuelves a él.

Sigue siendo esa actriz nata, que le importa un bledo la mala suerte de este mundillo. Tienes la esencia del teatro y tus pies han sido echos para pisar sus tablas.

Un saludo desde esta calle conmovida por tu crítica.

Lú. dijo...

gracias gracias gracias y más gracias. No sé muy bien cómo has visto todo eso en mí, pero lo dices y me lo creo, y soy un poquito más feliz. yo sí que me he quedado conmovida. Otra vez gracias, que no me sale otra palabra...