12 de mayo de 2009

A BARCELONA, Y A LAS QUE LA CAMINARON CONMIGO


Barcelona:

Me pusiste los ojos de un niño eufórico. En la Rambla vi que el teatro debe volver a la calle. Reaprendí que tenemos derecho al arte, obligación y devoción ... Necesidad.


La Boquería me dijo que nos sobran supermercados y nos faltan fruterías.


En el Born me entraron ganas de reír, de gritar, de cantar y bailar, de pintar las paredes, de mirar por un balcón, de hacer molinillos de papel, de tender sábanas al sol.


Debajo de L’Arc de Triomf entendí que debía aprender a viajar más, que las mochilas nunca nunca deben pesar, y que los que saben caminar sin zapatos tienen mucha suerte.


Saliendo del Park Güell me imaginé pasando la gorra, y me gustó.


En el metro, que es un barrio más, paseé sin tiket.


Desde Montjuïc vi todos los tejados. Me senté a escuchar una guitarra y olvidé que muchos habían gritado desde allí. Una caza-retratos nos robó en un clic un trocito de alma, y un chino me vendió cuatro pilas que nunca funcionaron.


En el Raval fui testigo del beso más sucio, volví a Marruecos, meé en el baño más pequeño del mundo, y vi a un recién llegado que me recordó a mí.


En el Barrio Gótico me subí a una pompa de jabón y toqué el cielo.


Junto a la calle del Diluvio me perdí en el pedaleo de un desconocido. Gràcia. Me hubiera quedado allí para casi siempre: 8 horas mirando desde detrás de un escaparate. Supe que en ti podría ser feliz.


Sentada en la parada de Fontana pensé que nunca me acostumbraría a las despedidas.


Esperando frente a Sants lo supe.


0905203694288



1 comentario:

jorge dijo...

Excelente entrada.

Has disfrutado de lo mejor de la ciudad, saboreando las cosas que sucedian a tu alrededor.

Lastima lo de Sants, pero seguro tiene arreglo.

Me suenan esos zapatos.